A menos de mes y medio para que den comienzo los Mundiales de Atletismo que se disputarán en Moscú, muchas incógnitas por despejar, tanto en qué ocurrirá en la pista, como en el mero hecho de quiénes serán las estrellas que brillarán en los campeonatos, y quiénes los grandes ausentes. En esta última terna se incluye, nada más y nada menos, que al plusmarquista mundial de 5.000m y 10.000m en pista: el etíope Kenenisa Bekele. (Pinchando en los enlaces anteriores, los vídeos de los dos récords).
¿Y por qué? Pues porque el pasado 30 de junio, en el 10.000m celebrado en la localidad belga de Lier, durante el transcurso del Memorial Jos Verstockt, el abisinio acreditó una marca que queda realmente lejos del potencial que atesoran sus piernas. Su récord del mundo, 26:17.53. La marca conseguida en Bélgica hace apenas una semana, 27:46.56. Minuto y medio más lenta que su propia plusmarca personal y mundial. Si bien es cierto que hace no mucho consiguió, en el Prefontaine Classic, en Eugene, la mejor marca mundial del año hasta ese momento en la distancia, con 27:12.08, esta última carrera en Bélgica no ha dejado buenas sensaciones con respecto a lo que uno de los mejores atletas de fondo de la historia puede ofrecer de aquí a final de año. Tres compatriotas suyos (Dejen Gebremeskel, Abera Kuma e Imane Merga) ostentan marcas en 2013 por debajo de 27 minutos. Y parece que Bekele no está, ni de lejos, a esos niveles. Aquí el vídeo de la carrera de Lier.
Observando la evolución del corredor etíope en los últimos tres años, la verdad es que todo esto no es de extrañar. En 2010 tuvo que parar por multitud de problemas físicos, que arrastró además hasta bien entrado el 2011, y de ahí en adelante parece que no está ni cerca de recuperar el nivel de antaño. Muchos lo atribuyen a la longevidad de su carrera, o a lo precoz, mejor dicho (hablamos de un atleta nacido el 13 de junio de 1982, es decir, de 31 años recién cumplidos - a priori, una edad perfecta para un fondista, pero que lleva cosechando resultados extraordinarios desde 2001, cuando tenía solamente 19). Otros, añaden la dureza, intensidad y volumen sobrehumanos de entrenamientos para la preparación de sus gestas en pista y cross. Y por descontado, su mánager: el holandés Jos Hermens. Este antiguo atleta de fondo (10.000m, maratón) ha dirigido y dirige, a través de la empresa Global Sports Communication, las carreras atléticas de fondistas tan impresionantes como Abel Kirui, Tsegaye Kebede, Stephen Kiprotich, Florence Kiplagat o el gran Haile Gebrselassie. Su gran hándicap, seguramente, el mismo que le condenó como atleta: la exigencia a la que somete a sus pupilos. Se le achaca el hecho de que sus atletas son "exprimidos" durante períodos limitados de tiempo, en los que cosechan grandes resultados, para desaparecer paulatinamente del panorama en muy breve espacio, tras infinitas lesiones y complicados y eternos problemas físicos. Él mismo, en diferentes etapas de sus preparaciones para intentar convertirse en el mejor maratoniano de su época, llegaba a acumular picos de más de 300 kilómetros semanales. Una media de más de 40 kilómetros diarios. De un tiempo a esta parte, esa exigencia ha sido racionalizada en buena parte, pero bien es cierto que a comienzos de este siglo, Hermens siempre fue señalado por esa fijación.
Quizá haya sido una combinación de todas estas razones la que ha provocado el inevitable y cuasi previsible descenso de prestaciones del crack abisinio. Muchos expertos coinciden en que es posible que no haya acertado a la hora de dar el salto a tiempo a la competición en ruta. Aún así, por su edad, parece que aún está a tiempo, y de sobra, de hacerlo. Y es un atleta con tantísima calidad que resulta complicado admitir que haya podido llegar su declive definitivo a todos los niveles. El propio Hermens dijo en 2012 que la idea de Bekele es pasar al maratón tras los Juegos de Río de Janeiro, en 2016. ¿Tarde, quizá? Veremos.
Sin embargo, parece que su reinado en la pista (donde es, además, dos veces campeón olímpico de 10.000m y una de 5.000m, y 5 veces campeón mundial) sí que ha terminado. Especialmente Farah, y sus compatriotas Gebrhiwet o Gebremeskel van decididos a por ese cetro que de momento está en poder del británico, y han adelantado claramente a Bekele en la carrera por ese título honorífico. De momento, por marcas, sensaciones, y porque se le acaba el tiempo para acreditar un tiempo que se lo permita y que supere a los ya conseguidos por otros compatriotas, es prácticamente seguro que ni siquiera estará presente en los Mundiales de Moscú.
MIentras tanto, seguiremos esperando, de la manera que el destino quiera depararnos, el resurgir, o los penúltimos coletazos de talento, de uno de los mejores atletas de fondo que hayamos conocido nunca.
Quizá haya sido una combinación de todas estas razones la que ha provocado el inevitable y cuasi previsible descenso de prestaciones del crack abisinio. Muchos expertos coinciden en que es posible que no haya acertado a la hora de dar el salto a tiempo a la competición en ruta. Aún así, por su edad, parece que aún está a tiempo, y de sobra, de hacerlo. Y es un atleta con tantísima calidad que resulta complicado admitir que haya podido llegar su declive definitivo a todos los niveles. El propio Hermens dijo en 2012 que la idea de Bekele es pasar al maratón tras los Juegos de Río de Janeiro, en 2016. ¿Tarde, quizá? Veremos.
Sin embargo, parece que su reinado en la pista (donde es, además, dos veces campeón olímpico de 10.000m y una de 5.000m, y 5 veces campeón mundial) sí que ha terminado. Especialmente Farah, y sus compatriotas Gebrhiwet o Gebremeskel van decididos a por ese cetro que de momento está en poder del británico, y han adelantado claramente a Bekele en la carrera por ese título honorífico. De momento, por marcas, sensaciones, y porque se le acaba el tiempo para acreditar un tiempo que se lo permita y que supere a los ya conseguidos por otros compatriotas, es prácticamente seguro que ni siquiera estará presente en los Mundiales de Moscú.
MIentras tanto, seguiremos esperando, de la manera que el destino quiera depararnos, el resurgir, o los penúltimos coletazos de talento, de uno de los mejores atletas de fondo que hayamos conocido nunca.
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