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París bautiza a Bekele

Llega el mes de abril, y se aproximan muchas de las fechas más interesantes de este primer asalto de la temporada de ruta. Hasta ahora, pocos retazos en lo que a asfalto se refiere, pero más que llamativos.

El primer gran envite de la campaña maratoniana se producía, como viene siendo habitual, en el rapidísimo circuito de Dubai, en Emiratos Árabes, donde veíamos el 24 de enero la prodigiosa exhibición de un chico de apenas 18 años que debutaba en la distancia. El etíope Tsegaye Mekonnen reventaba la banca, en primer lugar, por su estratosférico récord mundial junior (2h04:32), que lo colocaba decimoprimero en el ránking mundial de todos los tiempos, y segundo, y nunca mejor dicho, por agenciarse un botín cercano a los 200.000 dólares por su participación en la prueba, según se comentaba en su momento. La carrera transcurrió a ritmos de auténtico vértigo, con Markos Geneti (al que veremos en Boston el 21 de abril) en segundo lugar consiguiendo una muy buena marca de 2h05:13, llegando tercero Girmay Birhanu en 2h05:49. Enorme nivel para un maratón que se va consolidando como uno de los más rápidos del mundo. Poco a poco, además, se va confirmando la propensión de los fondistas africanos por dejar la pista a un lado para lanzarse a la ruta a edades progresivamente más tempranas. Las enormes bolsas económicas que garantizan los buenos resultados en estas grandes carreras son un aliciente demasiado goloso, en comparación con el poco tirón actual que ofrece el tartán.

Uno de los seis Majors, el maratón de Tokyo, asistía poco después, el 23 de febrero, al inconmensurable triunfo del keniano Dickson Chumba, con récord de la prueba. 2h05:42 para un atleta que ya sabía lo que era estar en las dos horas y cinco minutos, pero que tuvo una temporada 2013 muy discreta. La victoria adquiría aún más valor, si cabe, por haberlo conseguido ante rivales de la entidad de Tadese Tola (segundo, con 2h05:57) y Sammy Kitwara (tercero, 2h06:30).

Y llegado este mes de abril, nos encontramos ante lo que será, sin ninguna duda, una de las atracciones no sólo del año maratoniano, sino del año atlético, a nivel general. Pocas veces en la historia un debut en una determinada prueba había generado tanta expectación. Sin embargo, no deja de convertirse en un asunto lógico, teniendo en cuenta la entidad del atleta en cuestión. Cualquier estreno de un atleta de renombre en una disciplina como el maratón es más que jugoso a nivel de interés, pero adquiere tintes casi legendarios cuando el iniciado se llama Kenenisa Bekele.

El actual poseedor de los récords mundiales de 5.000m y 10.000m en pista anunciaba su disposición para abordar la distancia de Filípides el pasado año. Tras su victoria en la BUPA Great North Run en septiembre, sobre un ‘Mo’ Farah que exprimía los últimos estertores de forma de su temporada, se veía a un Bekele fresco, rápido y, por qué no decirlo, que volvía a asustar a sus rivales, en un final apoteósico frente al británico de origen somalí. No era un medidor claro, pero el etíope, tras más de dos años de interminables problemas físicos, estaba de vuelta. Una muy buena marca de 1h00:09 así lo refrendaba.

A la llegada del invierno, varios comentarios en diferentes medios confirmaban que los volúmenes de entrenamientos de Bekele tomaban otro cariz, llegando a comentar él mismo que estaba realizando un entreno a la semana consistente en un rodaje de 3 horas. Los rumores comenzaron a lidiar con la tozudez, confirmándose la noticia: el cuádruple medallista olímpico daba el salto al maratón. A partir de ese momento, las noticias se sucedían semana tras semana. Muchos afirmaban que Bekele debutaría en Londres, y él mismo se encargaba de sembrar la duda con un enigmático pero a la vez excesivamente explícito mensaje en una red social el 16 de diciembre del pasado año: «London Marathon…???»

Los escépticos aducían una doble moral muy confusa a la hora de mencionar tan obviamente y con tanto anticipo su participación en la prueba londinense, sembrando un halo de misterio que no dejaba a nadie indiferente. Muchos daban por hecho su debut en la capital británica (lo que confirmaría un maratón de un nivel estratosférico, sumado al ya conocido estreno de Farah), mientras otros seguían dudando que así fuera. ¿Por qué lanzar esa pregunta al aire con tanta claridad, a través de una red social, a la vista de todo el mundo, sembrando cierta polémica, y con tanta antelación?

Por otra parte, los comentarios sobre el mastodóntico caché económico del as de Bekoji siempre proporcionaron una aureola de desconcierto sobre la posibilidad de que un maratón de la entidad de Londres, que lleva tiempo planteando la posibilidad de aglutinar un conglomerado de estrellas para un firme asalto al récord mundial en sus calles, pudiera caer en el «descuido» de contratar a Bekele, sabiendo que el propio Farah sería posiblemente la gran atracción, y que atletas como Wilson KipsangTsegaye Kebede o Geoffrey Mutai serían, si o si, de la partida. Y otro punto muy a tener en cuenta: un maratón con el apoyo de Adidas no se lo pondría fácil a la hora de negociar a una de las piedras angulares de la archi-rival comercial Nike (pese a que sí cuenta con otras figuras rutilantes de la marca de Oregon, como el propio Kebede, Abshero o el campeón olímpico y mundial Kiprotich – si bien ninguno de ellos con el parangón de Bekele).
Otra historia es el estreno de Farah, también bajo la firma del «swoosh», pero en contraprestación, gran ídolo local y adalid de la prueba desde el pasado año, cuando se comprometió a llegar hasta el medio maratón y a preparar la prueba completa para este 2014 (a razón, según se deslizó sutilmente en los mentideros, de una bolsa fija que podría rondar los 900.000€ por ambos actos).

Viendo el panorama, y con la duda constante en el horizonte, el «runrún» se extendía por todos los rincones, saltando la noticia al primer orden mundial durante el primer tercio del mes de enero de este año. Su manager, el holandés Jos Hermens, confirmaba que el debut de Kenenisa se produciría el 6 de abril, en el Maratón de París. Preguntado por la causa de su desistimiento con Londres, Hermens se mostraba casi taciturno: “Lo lógico hubiera sido Londres… pero a Kenenisa le decepcionó mucho su proposición económica”. Hermens comentaba hace pocas fechas que la decisión de dar el salto al maratón era «la consecuencia lógica, el paso lógico en la carrera de Kenenisa», y explicaba la decisión de desestimar Londres y decantarse por París, al margen del aspecto financiero, por una cuestión de «competitividad de los participantes». El actual recórdman mundial de la distancia, el keniata Wilson Kipsang, ya hizo su debut en los 42.195 metros en la capital francesa, allá por 2010. Como es obvio, el montante financiero de la operación para que Bekele sea de la partida en París no ha trascendido. Pero las malas lenguas hablan de que en ningún caso sería un fijo inferior a 150.000€.

Y aquí llegamos al evidente y suculento debate que nos ocupa: ¿de qué será capaz Bekele en su debut?

Mucho se ha hablado, obviamente, durante los últimos meses. El propio Bekele alimentaba los rumores sobre su estreno, alternando declaraciones flemáticas («no siento ninguna presión en particular, no estoy preocupado») con auténticas perlas («mi sueño es romper el récord mundial en mi primer maratón»). Reconociendo el propio Bekele que París quizás no ofrece las mejores condiciones en cuanto a la fisonomía de su trazado para atacar la hombrada de las 2h03:23 que Kipsang consiguiera en Berlín el pasado septiembre, resulta al menos revelador que el etíope sugiera semejante posibilidad. Se deduce que llega realmente preparado, y que su estado de forma es poco menos que monstruoso. Ha perdido velocidad (él mismo lo ha reconocido), pero el maratón es otra cosa.

Hace pocas fechas se confirmaba además la participación élite de la prueba. Bekele estará rodeado de un grupo de atletas que, si bien no podríamos incluir en el mayor nivel de la escala maratoniana actual, cabe la posibilidad de que garanticen marcas que bien pudieran estar cerca de los mejores registros de la prueba. Para hacernos una idea, el año pasado Peter Some vencía en París en 2h05:38, siendo 2h05:11 el mejor registro jamás conseguido en sus calles, a cargo de Stanley Biwott (otro que estará en Londres) en 2012. La armada la encabezará, por un lado, el etíope Tamirat Tola, un joven fondista que sorprendía debutando en Dubai en enero con un buen crono de 2h06:17. Y por otro, el veteranísimo pero tardío keniano de 37 años Mark Kiptoo, cuya mejor marca personal de 2h06:16, conseguida en su debut en la distancia, en Frankfurt el año pasado, se antoja ciertamente discreta, y sin pretender ni mucho menos frivolizar.

Después, una amalgama de etíopes y keniatas, todos con marcas acreditadas superiores a 2h 07′, como guardia imperial de Bekele (sus compatriotas Azmeraw MolalignGetachew Terfa, Limenih Getachew y Daniel Abera, y los kenianos Augustine RonohLuka Kanda, Gideon Kipketer, Mike Kigen y Robert Kwambai). Aquí puede consultarse la lista completa.

Y a pesar de tratarse de uno de los fondistas más talentosos de la historia, y de poder presumir de un palmarés absolutamente descomunal (3 oros y una plata olímpicos, 5 oros y un bronce en Campeonatos del Mundo, 1 oro en Mundiales Indoor, amén de 11 medallas en Campeonatos del Mundo de Cross), la idiosincrasia del maratón es tal, que no nos atrevemos a hacer un pronóstico. Si Bekele llega bien preparado y sin problemas físicos esenciales a la cita, aspecto que parece claro, es capaz de cualquier cosa. La presión del ya consagrado en la distancia no existe en este caso, y Bekele podría, por tanto, dedicar sus esfuerzos y su capacidad mental a la búsqueda del límite, si es que llega a la fecha en un estado que, teóricamente, le garantice una gran marca. Esa frontera es mucho más factible de alcanzar cuando se tiene conciencia de a qué se enfrenta uno, y tratándose además de un atleta que ha conseguido gestas y marcas de un valor extraordinario, es complicado pensar que pueda salir a conservar. Bekele es consciente de que muchas miradas están puestas en su reaparición, y es una oportunidad para retomar su antiguo status, así como para postularse como clara alternativa a primer espada en el maratón olímpico de Río de Janeiro, que parece ser su claro objetivo a medio plazo.

Por contra, hay expertos que tienden a pensar que sus particulares características físicas pueden jugarle una mala pasada en el maratón. Atleta de poderoso tren inferior, bella zancada circular y corte que podría pasar por mediofondista, dista y mucho del estereotipo de fino y económico maratoniano que reina como estampa inmaculada en la especialidad desde hace una década. Su antecesor, quizá incluso su «maestro», el formidable Haile Gebrselassie, pasó por una progresiva adaptación a los 42 kilómetros y 195 metros, debiendo adaptar su garboso estilo al requerimiento dispar que exige el asfalto. Está por ver si, por ello, el etíope de 31 años será capaz de adaptar su mecánica y, sobre todo, su economía de carrera a las exigencias del maratón. No debemos olvidar tampoco que la pista y el cross muchas veces no son compatibles con el maratón, y atletas que han destacado en ambas no han sido capaces de dominar ésta. Caso aparte, por su singularidad, es el de la leyenda eritrea Zersenay Tadese, brillante poseedor de las dos mejores marcas en la historia de la media maratón, y gran dominador de la distancia los últimos años, que no ha sido capaz de bajar de 2h10 en sus intentos por tomarle el pulso a los 42.195 metros. Todo ello debe ser tenido en cuenta y nunca ser obviado para analizar la situación del campeón etíope.

A apenas unas horas de que comience el espectáculo, la pregunta ya la lanzábamos unas líneas más arriba, y la volvemos a lanzar:

¿De qué será capaz Kenenisa Bekele en su debut en maratón?

El domingo 6 de abril, la respuesta.

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